Las canciones de Adele, que tienen la virtud de pegarse a nuestros oídos como una lapa, las entonamos en la ducha, en el coche, en todas partes en realidad. 25, el nuevo disco de la cantante británica, suena en todas partes y es casi imposible no haber escuchado ya “Hello”, el pegadizo y primer “single” del último trabajo discográfico de Adele.

Adele es una artista muy joven, pero a veces tenemos la sensación de que su prodigiosa voz lleva poniendo la banda sonora a nuestras vidas desde tiempos inmemoriales. La “marca Adele” lleva muy poco tiempo entre nosotros, pero se las ha ingeniado para convertirse en una “lovemark” en toda regla en un plazo récord.

¿Cómo ha sido posible el milagro? La exitosa “marca Adele” nos deja sobre la mesa las 6 lecciones de branding que disecciona a continuación Inc.:

1. Adele no intenta ser otra cosa que ella misma
Incluso cuando se toma la molestia de imitar a alguien, es a ella misma a la que imita. Así ha quedado a las claras recientemente en un especial de la BBC. No lo parece, pero ser siempre fiel a uno mismo, como lo es Adele, es terriblemente complicado (y valiente). La inglesa podría haberse transformado en un producto más “vendible” (desde el punto de vista tradicional), pero nunca lo ha hecho. Adele simplemente canta, lo hace como los ángeles, y con eso le basta y le sobra para ser una marca de éxito.

2. Adele no cambia para rendirse a los encantos de las modas
Las canciones de Adele han triunfado en el siglo XXI, pero podrían haberlo hecho también hace 10, 20 o 50 años. Algunos dirán que la “marca Adele” triunfa porque tiene el encanto de la atemporalidad, pero lo cierto es que su principal “sex appeal” es que una marca tremendamente personal. Adele canta en base a sus propias experiencias personales y eso hace de ella una marca absolutamente única.

3. Adele no vende sus canciones a un mercado en particular
Adele no como esos “marketeros” que pierden horas y horas intentando descifrar el ADN de su público objetivo. La artista británica canta simplemente aguijoneada por emociones (reales) con la esperanza de que alguien (no importa quién) se vea reflejado en esas emociones. Las canciones de Adele no se componen teniendo en mente a un público concreto. Y eso es precisamente lo que las hace tan genuinas. Muy pocas marcas pueden alardear de llegar a un público tan diverso vendiendo algo tan específico (y especial) como son las canciones de Adele.

4. Adele se mueve como pez en el agua en el universo de los social media
Mucha gente no lo sabe, pero Adele es hoy quien es porque un día se atrevió asomarse a MySpace. En esta red social, que hoy ya pocos recuerdan, la artista aprendió a escuchar lo que sus seguidores tenían a bien decir de sus canciones. Adele se convirtió así en una maestra en el arte de la escucha, ese que tanto se les olvida a veces a los “marketeros” en las redes sociales.

5. Adele no trabaja todo el tiempo
Adele no está grabando discos y filmando videoclips todo el tiempo. Tampoco bombardea constantemente a sus fans en las redes sociales con novedades. De vez en cuando desaparece del mapa para hacer eso que tan “raro” les parece a algunos: vivir. Y sólo reaparece cuando tiene algo debajo del brazo que siente que puede gustar a sus fans. En la actual era del consumo desenfrenado es tremendamente tentador “machacar” al consumidor con novedades y novedades, pero Adele prefiere ser fiel a sí misma (y le va bien así).

6. Adele siente un tremendo respeto por el pasado
Con apenas 15 años, Adele escuchaba música de los años 40 y soñaba con que sus propias canciones llegaran también algún día a oídos de la gente dentro de 50 años. Como marca, Adele nunca ha tenido el afán de ser una fuerza disruptora en el universo de la música. La inglesa aspira más a bien a ser una marca eterna. Y con la eternidad precisamente sueñan también las mejores marcas.

Fuente: http://www.marketingdirecto.com/actualidad/tendencias/6-lecciones-de-branding-salidas-de-la-prodigiosa-garganta-de-adele/